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Foto Gregorio Mayí.

Durante esta semana, te traemos una serie de blogs desde el Nieuw Amsterdam, el nuevo barco de Holland America, en nuestra travesía por el Meditarráneo y las Islas Griegas. Para leer los blogs de los días anteriores, haz click aquí.
Un par de horas tempranito en la Serenissima, la bella Venecia, y un ‘Sail Away Party’ o fiesta de despedida sentaron la tónica de nuestro tercer día de viaje. Pero esa no fue cualquier despedida, porque la salida de Venecia es una de las más bellas que hemos visto, concepto con el que estuvieron de acuerdo miles de personas en el Nieuw Amsterdam. Todos hablaban de las impactantes vistas de San Marco y de lo imborrable de su memoria de los canales venecianos. Pronto volveremos porque ese es el puerto final de desembarque de este viaje.
Al empezar la navegación hasta Piraeus, Atenas, Grecia, el día transcurrió curioseando por el barco y participando de sus actividades. Mientras unos se tumbaban en las piscinas, aprovechaban el jacuzzi, los juegos, el casino y las tiendas, otros se dedicaban a deleitar su paladar. Con tanta comida variada no es fácil mantenerse en control de las calorías y el aumento de libras. Parecía como si en cada punto del barco hubiese algo que comer, desde unas simples hamburguesas a la parrilla hasta festín de mariscos, había de todo para todos los gustos, incluyendo comida del menú saludable del GreenHouse Spa.
Para quienes tienen sentimiento de culpa o simplemente no se resisten a olvidar su rutina, el gimnasio permanecía abierto y las cubiertas ofrecían un buen lugar para ejercitarse. Eso además de las escaleras que siguen siendo el mejor y más fácil lugar para ejercitarse mientras se está en un crucero, sin olvidar las caminatas largas que se dan cuando se visita Europa. Ya nos adelantaron que Grecia no es la excepción y nos recomendaron zapatos cómodos, ropa bien fresca y un buen bloqueador solar.
Por mi parte opté por comer en la cabina, pidiendo platillos del menú del comedor principal, ponerme al día con mis asuntos de Internet (tengo acceso en la cabina) y acostarme temprano. Mañana será un día de pura actividad que empezará temprano y terminará tarde, pues es la primera noche formal y comeremos en Tamarind, el restaurante asiático del barco. Así que es el día para ponernos nuestras galas que en estos cruceros modernos por suerte se han flexibilizado. Aunque hay muchos caballeros con tuxedos y damas con trajes largos, otros optan por chaqueta y las damas por trajes de cóctel, y se siguen viendo elegantes pero cómodos. Todo depende del tipo de crucero en que viajes y de tu preferencia.
Como para que no nos olvidemos, Satrio, nuestro divino camarero de cabina, nos acordó que hay que adelantar el reloj una hora, así que a dormir temprano, para no perder el ritmo, y estar listos para la aventura de mañana.

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