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Casa de la Opera en Oslo. Foto Gregorio Mayi.
Casa de la Opera en Oslo. Foto Gregorio Mayi.

Ya me lo habían dicho: “Cuando vayas a Oslo no te pierdas la visita a La Casa de la Opera”. Esa recomendación de mi amiga pude seguirla al pie de la letra, ya que mi reciente visita a Noruega fue perfecta para conocer la que es uno de sus símbolos arquitectónicos modernos más famosos: La Casa de la Opera, en Oslo, la capital de ese país nórdico. Está ubicada en la zona de Bjørvika, una antigua área industrial que ahora está transformándose en un nuevo centro cultural de la ciudad.
Inaugurada en el 2008, este lugar cultural es toda una atracción turística que ya han visitado millones de personas desde su apertura. Para visitarla no tienes que pagar nada. Su ubicación, frente al fiordo de Noruega, frente a la estación central del tren y a minutos caminando de la terminal de autobuses, la hace muy accesible a los turistas que visitan el centro de Oslo.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.

En mi caso estando hospedada en el Thon Opera Hotel, solo tuve que cruzar el puente peatonal temporero para llegar allí (hay mucha construcción en la zona). Si llegas en crucero, el puerto está muy cerca. Yo llegué en avión desde Kirkenes, pueblito que hace frontera con Rusia, como parte final de mi viaje de uno de los barcos de Hurtigruten por la costa noruega.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.

El edificio construido por la firma de arquitectos noruegos de Snøhetta, es puro mármol y cristal. Impresionante resulta subir sus escalinatas de mármol, llegar hasta su enorme terraza al aire libre y ver desde allí la ciudad, donde lo mismo encontrarás edificios modernos altísimos que estructuras históricas que hay que conocer para entender la transformación que está viviendo la capital noruega en estos días. Las construcciones donde quiera, son otro indicio de la solidez de la economía, de una de las ciudades más caras de Europa, pero también donde se gana bastante bien.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.
Por sus características no extraña que la Casa de la Opera sea un lugar de encuentro habitual de turistas. Cuando la visité en su plazoleta habían grandes fotografías de obras presentadas allí, otra muestra más de que por su escenario ha desfilado la crema y nata del arte mundial. Claro, subí las escalinatas, porque si no lo haces, es como no haber ido. Allí te advierten que hagas el esfuerzo caminando porque las bicicletas, patines o patinetas no están permitidos. ¡Valió la pena, y además no cansa demasiado!
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.

Ya bajando, pude entrar y ver su vestíbulo, donde se destaca el roble del Báltico. Allí mismo hay uno de los varios restaurantes que tiene el edificio, y áreas para sentarse. Si quieres una visita en profundidad, para conocer todos sus detalles, hay tours guiados en inglés los fines de semana. Requiere reservar.
Entre otros detalles el lugar tiene acústica excelente, varios escenarios y salas, y en una de ellas, 1,350 butacas cada una con su pantalla individual para ver subtítulos en ocho idiomas. Aunque el lenguaje del arte es universal, es muy bueno poder entender a plenitud lo que se dice. El edificio tiene paneles solares que suplen la energía necesaria, y una enorme lámpara de araña que pesa ocho toneladas.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.
Casa de la Opera Oslo. Foto Gregorio Mayi.

Si vas a Oslo, esta es una de las atracciones que no te puedes perder. Allí además es imperdible la fotografía sentados en las escalinatas, o teniendo como fondo la ciudad.
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